No es menester aclarar que en los últimos tiempos existe una súper población de pasajeros en las terminales norteamericanas, producto de las demoras y cancelaciones de vuelos a lo largo y a lo ancho de todo el país, por lo que hemos producido un detallado estudio de sus causas e implicancias.

Para comenzar y sentar algún tipo de precedente; debemos decir que, a pesar de su complejidad, los vuelos y empresas aéreas de los EE.UU. son las más seguras del mundo.

Y si digo esto, es porque ocurre que hay demoras significativas producto de la meteorología y en menor escala por mantenimiento de las aeronaves, por los vuelos deben cancelarse o demorarse por estrictas razones de seguridad, algo que en general, no es muy bien entendido por los pasajeros.

La otra causa mayor de estas demoras y cancelaciones tiene que ver con que hoy, la industria de la aviación sufre la falta de aproximadamente 32.000 pilotos, mecánicos y controladores de tráfico aéreo, cifra que se amplía cada año (análisis fue producido por la FAA, el Departamento de Transporte y el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos). Sin embargo – y si bien este es un atenuante – las causas más importantes pasan por otros canales. Porque si una aerolínea está volando a sabiendas de que tiene horarios, ofertas o programación de vuelos poco realistas, también sabe de memoria que habrá consecuencias.

Esto se hizo evidente durante el período de verano del 24 al 27 de junio, cuando 31.850 vuelos se retrasaron y 6.346 vuelos fueron cancelados, lo que significa que uno de cada 17 vuelos fue directamente cancelado.

Si bien la industria ha culpado a estas interrupciones de los problemas inesperados del clima y el control del tráfico aéreo, los datos son más que sugerentes que las aerolíneas son responsables de muchos de los retrasos y cancelación de sus vuelos.

Si bien el DOT asegura que varias aerolíneas norteamericanas ya ofrecen comidas o “vouchers” durante los retrasos prolongados, como así también alojamientos para los pasajeros afectados por una cancelación durante la noche, la realidad indica que el pasajero nunca se entera y no existe una regulación estricta por parte de los organismos rectores para protegerlo.

En nuestro criterio; el principio de la solución es contratar agresivamente personal para asegurarse de que estas personas estén en el lugar y en el momento correcto.

Si bien reconozco la importancia de asegurar una cartera de empleados idóneos – o sea pilotos, azafatas, mecánicos, etc., – que puedan cubrir estas necesidades, también la oferta y programación de vuelos deben guardar perfecta concordancia con la disponibilidad de personal, algo que no ocurre…

* El autor es piloto retirado de la Fuerza Aérea de los EE.UU. y American Airlines

Juan Carlos Maimone

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