«El amor es fuerte, pero nuestras cizallas son más fuertes», así expresa una nueva publicación en Facebook del Parque Nacional del Gran Cañón, en Arizona.

En el post compartido en las redes sociales a principios de esta semana, la dirección del parque expresa su preocupación por los «candados del amor». Estos populares objetos son candados que se cuelgan de una valla metálica, a menudo con el nombre o las iniciales de una pareja, y cuya llave se arroja a una masa de agua cercana.

Mucha gente cree que los candados traen buena suerte a una relación y que tirar la llave simboliza un amor inquebrantable.

Sin embargo, aunque los candados en sí se consideran «basura» y «graffiti» en el parque, son las llaves las que pueden causar problemas aún más graves.

Al cóndor de California, especie en peligro crítico de extinción, le atraen las cosas brillantes, por lo que algunas aves se han comido las llaves y han tenido que ser operadas para extraerlas.

«Los cóndores son animales curiosos y, al igual que un niño pequeño, investigan con la boca las cosas extrañas que encuentran», se lee en el post. «Los cóndores no están hechos para digerir metales y muchas veces no pueden pasar estos objetos. Si un cóndor ingiere demasiados objetos de este tipo, podría morir».

Los candados del amor también se han convertido en un problema en otros destinos, sobre todo en el Puente de las Artes de París, donde los candados se habían vuelto tan pesados que estaban dañando la integridad estructural del puente.

Cuando la ciudad de París retiró los candados en el 2015, el peso de los 700.000 objetos metálicos equivalía al de 20 elefantes.

Una vez retirados todos los candados, la ciudad colocó mamparas de cristal en el puente para impedir que nadie añadiera nuevos candados.

Yuniet Blanco Salas

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