Hace poco tuve la oportunidad de visitar Sofía, la capital de Bulgaria, y me sorprendió gratamente. Esta ciudad combina a la perfección la historia antigua con la modernidad, y ofrece una diversidad de sitios fascinantes para explorar.

Si alguna vez tienes la oportunidad de visitarla, aquí te comparto mis lugares favoritos que no puedes perderte.

La Catedral de Alejandro Nevski

Mi primera parada fue la Catedral de Alejandro Nevski, el símbolo más icónico de Sofía. Verla en persona es una experiencia impresionante. Sus cúpulas doradas brillan bajo el sol, y su arquitectura de estilo neo-bizantino es absolutamente espectacular.

Lo que más me impresionó fue el interior, donde las paredes están cubiertas con frescos detallados y mosaicos que parecen sacados de otro tiempo. Es un lugar perfecto para reflexionar, tomar fotos, y admirar la serenidad de este imponente monumento.

Iglesia de Boyana

Una de las joyas escondidas de Sofía es la Iglesia de Boyana, ubicada en las afueras de la ciudad. Decidí hacer un pequeño desvío para verla, y definitivamente valió la pena. Aunque es pequeña en comparación con la Catedral de Alejandro Nevski, su valor radica en sus frescos medievales.

Se dice que son algunos de los mejor conservados de Europa, y al entrar me sentí como si hubiera retrocedido en el tiempo. Cada rincón de esta iglesia está lleno de historia, y es fácil entender por qué está incluida en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

El Bulevar Vitosha

Si te gusta pasear por zonas animadas y llenas de vida, el Bulevar Vitosha es el lugar perfecto. Es la avenida principal de Sofía, donde se encuentran cafeterías acogedoras, tiendas de moda, y una vibrante vida callejera.

Caminar por el bulevar con las vistas de las montañas Vitosha al fondo fue uno de los momentos más relajantes de mi viaje. Además, es el lugar ideal para disfrutar de un buen café búlgaro o probar la cocina local en alguno de sus muchos restaurantes.

El Teatro Nacional Iván Vazov

Otro sitio que me cautivó fue el Teatro Nacional Iván Vazov. Su fachada clásica y majestuosa lo convierte en uno de los edificios más bellos de Sofía. Aunque no tuve la oportunidad de ver una obra durante mi estancia, simplemente caminar por los jardines que rodean el teatro fue una experiencia encantadora.

Es un lugar donde tanto locales como turistas se relajan, y está rodeado de fuentes y flores que le dan un toque de paz en medio del bullicio urbano.

Las Termas Romanas

Para los amantes de la historia, no hay mejor lugar que las Termas Romanas. En pleno corazón de Sofía, te permite ver restos de lo que alguna vez fue una vibrante ciudad del Imperio Romano.

Las ruinas están bien conservadas, y mientras caminaba entre ellas, no pude evitar imaginar cómo era la vida en esa época. Es fascinante ver cómo Sofía ha crecido alrededor de estos antiguos vestigios, manteniendo viva su historia mientras avanza hacia la modernidad.

El Monte Vitosha

Finalmente, para los que disfrutan de la naturaleza, una visita al Monte Vitosha es imprescindible. A tan solo unos kilómetros del centro, decidí hacer una pequeña caminata en este parque nacional.

Las vistas panorámicas de la ciudad desde lo alto son impresionantes, y la tranquilidad del entorno fue el cierre perfecto para mi viaje. Es increíble cómo Sofía ofrece una mezcla tan única de vida urbana y acceso rápido a la naturaleza.

Sofía es una ciudad que sorprende por su diversidad, historia y cultura. Desde su arquitectura impresionante hasta sus rincones históricos, esta capital europea merece ser explorada con calma. Si alguna vez tienes la oportunidad de visitarla, no dudes en dejarte sorprender por todo lo que tiene para ofrecer.

Enrique Kogan

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